La malaria es una enfermedad infecciosa que está muy extendida en las regiones tropicales y subtropicales.
Infecta a entre 300 y 500 millones de personas cada año y causa entre uno y tres millones de muertes al año, principalmente entre niños pequeños en África subsahariana.
La malaria es una de las enfermedades infecciosas más comunes y un enorme problema de salud pública.
La enfermedad es causada por parásitos protozoarios del género Plasmodium.
Las formas más graves de la enfermedad son causadas por Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax, pero otras especies relacionadas Plasmodium ovale y Plasmodium malariae también pueden infectar a los humanos.
Este grupo de especies de Plasmodium patógenas para humanos generalmente se conoce como parásitos de la malaria.
Los parásitos de la malaria son transmitidos por mosquitos Anopheles hembras.
Los parásitos se multiplican dentro de los glóbulos rojos, causando síntomas que incluyen fiebre, anemia, escalofríos, enfermedades similares a la gripe y, en casos graves, coma y muerte.
La transmisión de la malaria puede reducirse evitando las picaduras de mosquitos con mosquiteros y repelentes de insectos, o mediante el control de mosquitos rociando insecticidas dentro de las casas y drenando el agua estancada donde los mosquitos ponen sus huevos.