La palabra se deriva de un mito griego.
Narciso era un apuesto joven griego que rechazó los desesperados avances de la ninfa Eco.
Como castigo, estaba condenado a enamorarse de su propio reflejo en una piscina de agua.
Incapaz de consumar su amor, Narciso se echó a llorar y se transformó en la flor que lleva su nombre, el narciso.
En psicología y psiquiatría, el narcisismo excesivo se reconoce como una disfunción o trastorno de personalidad grave, la mayoría del trastorno de personalidad narcisista característico, también conocido como NPD.
Sigmund Freud creía que algo de narcisismo es una parte esencial de todos nosotros desde el nacimiento y fue el primero en usar el término en referencia a la psicología.
Andrew Morrison afirma que, en adultos, una cantidad razonable de narcisismo saludable permite que la percepción individual de sus necesidades se equilibre en relación con los demás.
El concepto de narcisismo se usa en psicología evolutiva en relación con los mecanismos de apareamiento surtido, o la elección no aleatoria de una pareja para fines de procreación.
La evidencia de apareamiento surtido entre humanos está bien establecida; los humanos se aparean de forma surtida en cuanto a edad, coeficiente intelectual, altura, peso, nacionalidad, nivel educativo y ocupacional, caracteres físicos y de personalidad y parentesco familiar.
En la hipótesis de "búsqueda de sí mismo", los individuos buscan inconscientemente una imagen especular de sí mismos en los demás, buscando criterios de belleza o aptitud reproductiva en el contexto de la referencia propia.
Algunos estudios recientes indican que el parecido facial entre parejas fue una fuerza impulsora importante entre los mecanismos de apareamiento surtido: las parejas humanas se parecen mucho más de lo que se esperaría de la formación aleatoria de parejas.
Dado que se sabe que las características faciales son heredadas, el mecanismo de "búsqueda de sí mismo" puede mejorar la reproducción entre parejas genéticamente similares, favoreciendo la estabilización de genes que apoyan el comportamiento social, sin una relación de parentesco entre ellos.